Decálogo para gestionar tus emociones ante un examen

Es una evidencia que la nota del examen teórico que obtienen los estudiantes aparece, en alguna medida, asociadas a la gestión de las emociones como el estrés,

Empezamos el Estudio Entrelazado

Todos sabemos a estas alturas que, para aprender hay que practicar. Pero hay formas de practicar más efectivas que otras. Así lo refleja la investigación científica sobre cómo aprendemos.

Para el caso de aprendizajes semánticos (hechos y conceptos), la práctica más efectiva no consiste en reestudiarlos (leer y volver a leer), sino en tratar de recuperarlos de nuestra memoria después de haber aprendido sobre ellos. Esta es la práctica de la evocación.

Además, es un hecho demostrado que, cuanto más esfuerzo nos cueste recuperar unos conocimientos de la memoria, más fuertes se harán. Por ello, la estrategia de espaciar la práctica es más efectiva que masificarla, pues entre cada sesión dejamos que «se nos olviden» un poco.

En otras palabras, es mejor estudiar una hora cada día durante 5 días que estudiar 5 horas seguidas, por ejemplo. O lo que es lo mismo: es mejor realizar sesiones más cortas, pero más periódicas que masificar la práctica en una o unas pocas sesiones.

De la misma manera, los aprendizajes que se realizan a lo largo del curso escolar perduran más si se trabajan espaciadamente, que si se concentran en periodos concretos y no se vuelven a revisitar.

La Práctica Entrelazada

Por suerte, existe otro efecto que provoca que recordemos mejor lo que aprendemos: aunque parezca extraño, para aprender diferentes cosas es mejor irlas combinando que enfocarse en dominar una antes de pasar a la siguiente. Esto es lo que se conoce como práctica entrelazada (Kang 2016).

Obviamente, esto solo es posible cuando para aprender una cosa no es indispensable haber aprendido antes la otra, es decir, cuando se trata de aprendizajes que pueden hacerse de manera independiente y en paralelo. Esto es que sucede en nuestra oposición.

La práctica entrelazada es antiintuitiva porque en el corto plazo parece que aprendamos menos. Un opositor que practique de manera entrelazada a lo largo de una sesión de estudio tendrá la sensación de haber aprendido menos que uno que haya masificado cada objetivo de aprendizaje.

Pero las evidencias reflejan claramente que esto es una mera ilusión: la práctica entrelazada produce aprendizajes más flexibles y duraderos, por lo que en el medio-largo plazo, entrelazar la práctica es mucho más eficaz que concentrarla.

Pruebas de su Efectividad

Por ejemplo, Rohrer y Taylor (2007) sometieron a sus estudiantes a dos sesiones de aprendizaje sobre el cálculo del volumen de cuatro figuras sólidas. Para cada figura, la actividad incluía un tutorial sobre cómo calcular su volumen y cuatro ejercicios prácticos.

Un grupo de estudiantes trabajó las figuras de una en una, primero viendo el correspondiente tutorial y luego haciendo los ejercicios. El otro grupo vio los cuatro tutoriales seguidos y luego realizó los dieciséis ejercicios aleatoriamente.

Una semana después, los alumnos realizaron un examen sobre lo aprendido. En la figura adjunta podemos ver los resultados de los ejercicios realizados durante las sesiones de aprendizaje y el resultado del examen final una semana más tarde. Como puede apreciarse,

concentrar la práctica produce mejores resultados en la inmediatez (justo después de aprender), pero los resultados son decepcionantes a largo plazo. Los alumnos que entrelazaron no lo hicieron tan bien de forma inmediata, pero fueron muy superiores al cabo de una semana.

De nuevo, estamos ante un caso de aprendizaje más fácil pero más volátil, frente a un aprendizaje más dificultoso, pero más duradero.

¿Y cómo lo vamos a poner en práctica?

A estas alturas de programa de estudios en nuestra academia  ya disponemos de contenidos para llevar a cabo el estudio entrelazado con garantías de éxito.

Vamos a seguir avanzando en temario, pero hemos introducido repasos de temas anteriores (lo tenéis marcado en el calendario de enero y febrero), y a mediados de febrero vamos a consolidar todos los contenidos del bloque I.  Nos vamos a apoyar en la función personalizado de nuestra app permatest. En ella vais a poder llevar a cabo la práctica de la evocación y el estudio entrelazado simultáneamente. Por lo que, vamos a optimizar vuestras horas de estudio que sabemos que son pocas, evitando el sobreestudio.

 

ansiedad, exceso de responsabilidad o miedo al fracaso entre otras variables, que pueden aparecer durante la oposición, y al grado en que se perciben como eficaces o competentes para solventar las evaluaciones. Por lo tanto, es necesario prestar atención a los aspectos emocionales implícitos en el rendimiento académico y en la preparación de exámenes para obtener un plus que permita alcanzar una determinada plaza.

 

Decálogo para ayudar a la buena gestión de las emociones ante el examen.

  1. Prepárate emocionalmente. No basta con conocer los contenidos de cada aptitud, también tienes que prepararte emocionalmente para hacer el examen, tomar conciencia de los pensamientos y emociones que tenemos ante la prueba. Reconocer nuestros pensamientos y emociones, sin evaluarlos, aceptando que es normal estar nerviosos o inquietos es clave para nuestro éxito. Disponemos de un equipo de psicólogos que te pueden ayudar en tu preparación emocional.
  2. Organízate. Podemos incrementar la sensación de control y reducir el estrés si planificamos el tiempo de estudio y el esfuerzo, y adecuamos el método de estudio a las características de la prueba y de la materia. Por tal motivo, te adjuntamos en el anexo…..un plan de estudio dependiendo del mes que vas a empezar a prepararte la oposición.
  3. Busca apoyo en tus profesores para la preparación del examen. Es un aspecto clave. No solo en lo que se refiere a las dudas de los alumnos con los contenidos de una aptitud, sino como orientación sobre el método de estudio y la preparación de las pruebas.
  4. Busca el apoyo de otros estudiantes. Normalmente, hablar con otros sobre las situaciones con una carga fuerte de incertidumbre contribuye a reducir el estrés y nos permite regular nuestra propia conducta en relación con lo que hacen los demás. En muchos casos, los otros estudiantes actúan como un espejo del comportamiento propio y ello nos permite comprobar si estamos afrontando bien o no la situación. En las clases os ponemos ante tal espejo para que os percibáis a vosotros mismos y utilicéis estrategias de reorientación conductual.
  5. Intercambia opiniones de forma positiva. El cambio de opiniones con los demás estudiantes y profesores ha de tener un tono constructivo, ya que el mero “desahogo” de emociones negativas no parece ayudar a gestionar bien el estrés, más bien puede aumentarlo ante el examen.
  6. No te castigues. No tiene ninguna utilidad mantener un discurso excesivamente autocrítico o culpabilizador; al contrario, este hecho parece relacionarse con un aumento del estrés. Lo importante no es resultado que obtengas en el examen oficial, la clave es el proceso de aprendizaje que has llevado, en eso tú tienes el control absoluto, y es en ese proceso donde tienes que valorar y sacar lecciones aprendidas.
  7. Ten una visión positiva de tu propia capacidad. Los estudiantes que desarrollan una visión más positiva de su competencia para resolver exámenes tienden a obtener calificaciones más elevadas. El desarrollo de expectativas de éxito puede resultar beneficioso en este sentido. Tiende a pensar que una de las plazas va a ser para ti y que eres competente de sobra para conseguirla.
  8. Haz simulacros de examen. Cuanto más parecidas sean las condiciones en que te preparas a la del examen oficial mejor resultado obtendrás. Estudiar a la misma hora del examen, es decir por la mañana, gestionar el tiempo de examen por aptitudes, pues todas no tienen el mismo, qué estrategia de respuesta seguir ante las preguntas, etc.; y también contribuye a reducir la ansiedad ante los exámenes, ya que permite reducir el miedo a una situación al exponerse de forma controlada a ella. Pero como todo tiene su tiempo, intenta hacer los simulacros de acuerdo en nuestro plan de trabajo.
  9. Autoinstrucciones positivas. Consiste en frases con indicaciones sobre qué hacer o cómo gestionar las propias emociones el día del examen. Es útil tanto antes como durante el examen y para momentos de mayor ansiedad: frases motivadoras y reforzantes («Tú puedes conseguirlo»), indicaciones para relajarte («Respira profundamente…»), entre otras. El lenguaje y nuestros pensamientos nos condiciona enormemente. Evita lenguaje descalificatorio sobre tu progreso y pensamientos irracionales sobre ti.
  10. Cambia tu forma de pensar sobre los exámenes. No son el fin del mundo con consecuencias catastróficas si la cosa sale mal. Son simplemente un paso más en nuestra vida, y comprender esto ayuda también a reducir el estrés. Además, debes de pensar que hay dos oportunidades al año.

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