La importancia de las Técnicas de Estudio

La importancia de las técnicas de estudio

Queremos subrayar con trazos muy gruesos que debes huir de la desorgani­zación y del desprecio del método. Como en cualquier actividad, la organi­zación y el método producen más y mejores resultados que el mero espon­taneísmo, el capricho, la improvisación y la anarquía. Debes considerar que la preparación en una oposición es un trabajo y ello te exige un comienzo y un final cada día. Un horario constante y disciplinado.

Para aprobar la oposición tienes que proveerte de un elevado nivel motivacional y de una actitud positiva. Ambos influyen notablemente en el aprendi­zaje y, por tanto, en el rendimiento intelectual. La motivación influye, sobre todo, en el nivel de atención y de concentración, necesario en el trabajo inte­lectual para conseguir resultados positivos. En este sentido, nuestro consejo es que busques el apoyo de tus preparadores y también de tus compañeros. Recíprocamente, el centro de formación a quien confíes tu preparación debe ofrecerte una formación personalizada, para evitar un descenso en tu motivación.

La complejidad de la actividad de estudio exige actuar con método e inteli­gentemente (la inteligencia consiste en escoger, entre varias posibilidades, y que esta sea la más eficaz de acuerdo a mi tiempo y capacidades).

Por tanto, el estudio estratégico consiste en un estudio metódico.

Solo este estudio con método te puede permitir alcanzar las dos grandes aspiraciones de cualquier opositor: aprobar y hacerlo con el menor esfuerzo posible. Se puede asegurar que los que aprueban una oposición son los que mejor y más han estudiado.

La mentalidad del opositor

El éxito del opositor reside en la planificación, la dosificación y la constancia.

Por tanto, lo que inicialmente debes preguntarte es si has aprendido a apren­der. Porque, sin duda, hay hábitos y actitudes que mejoran el rendimiento intelectual.

Aprobar una oposición supone un reto, una dificultad que no todos son capaces de superar. Aproximadamente, un tercio de los que se presentan van bien preparados y tienen posibilidades reales de aprobar. Por lo tanto, los otros dos tercios, no.

Ese reto exige renunciar a muchas cosas. Lo esencial es que te establezcas un horario y que lo cumplas: tu cuerpo se acostumbra a cierto ritmo y así rinde más.

Lo primero es la motivación, eso te impulsa en los primeros momentos de la oposición, pero esta motivación cuando baja con el tiempo es reemplazada por el hábito de estudio, y eso se consigue con disciplina y constancia en el estudio.

Así pues, aprobar una oposición es un reto, sí, pero que merece la pena, por­que el premio es sustancioso. Por lo tanto, el esfuerzo, la dedicación y el sacrificio que te exige una oposición se compensan con el premio que espe­ras alcanzar.

Sin duda, el protagonista de una oposición es el opositor. Los demás (preparadores, profesores, centro de estudios, temarios…) son perso­najes secundarios. Pero el personaje central de esta eres tú, el opositor. Nadie podrá examinarse por ti. Eres tú quien debe respon­der el día del examen.

Los profesores son tus entrenadores, tus orientadores, tus guías. Sin duda, debes apoyarte en el equipo docente (y también en los compañeros). Están a tu disposición para motivarte, marcar tu ritmo de estudio, actualizar el tema­rio, explicarlo, aclarar las dudas y evaluar el estado de tu preparación. Pero, al fin, ellos, sin ti (sin tu esfuerzo) no tienen nada que hacer.

Puesto que te has decidido a opositar, debes concentrar tu vida, durante un tiempo, en esta actividad. Tu trabajo será el de opositar. Tómatelo como un ver­dadero empleo que, como cualquier otro, requiere un horario. No es necesa­rio que lleves una vida de monje de clausura. Más horas de estudio no siempre equivalen a mayor rendimiento. Lo que necesitas es, sobre todo, organizarte.

Para evitar desmoralizarte debes proponerte objetivos inmediatos, para que vayas viendo los resultados. Una oposición se gana por batallas.

Con mucha frecuencia se dice que el deporte y las oposiciones son muy seme­jantes. Es verdad. Ambas exigen un gran espíritu de sacrificio y un entrenamiento continuado.

Concretamente, la prueba atlética más semejante a una oposición es una carrera de resistencia, donde no importa la velocidad inicial, sino el ritmo sostenido. En ambas, las vir­tudes esenciales son: la constancia, la tenacidad, la fuerza de voluntad, la autoconfianza y la motivación de logro. Aprobar una oposición depende más de ciertas actitudes personales que de aptitudes como memorizar o «cantar» temas (que pueden aprenderse).

Conviene, sin embargo, que te marques un plazo, que te establezcas un tope razonable de tiempo para aprobar. Superado ese tope, el opositor se «pasa», se desmotiva, rinde menos, y cada vez padece más el temor de volver a repa­sar de nuevo un temario que ya está cansado de estudiar. Por eso, un cen­tro de preparación de oposiciones no desea tener «opositores vegetativos», esos que lo intentan año tras año, sin alcanzar la meta. Muy al contrario, su objetivo es el tuyo: que apruebes; y que lo consigas cuanto antes.

La pregunta clave es: ¿estás suficientemente motivado para aprobar tu opo­sición? ¿Estás dispuesto a adquirir un habito de estudio? ¿Estas dispuesto a saber descansar? Esperamos que sí. Cuenta con nosotros para tu singladura. Algunas estrategias que pue­den mejorar tu motivación son:

  • Estudia con atención, sin distraerte.
  • Concéntrate en tu preparación.
  • Organiza inteligentemente tu trabajo.
  • Dedica el tiempo necesario a cada tema.
  • Mantén tu hábito de estudio.
  • Comienza tu preparación a buen ritmo desde el principio.
  • Estudia los temas, repásalos y haz test.
  • Márcate objetivos concretos y próximos.
  • Refuerza tu conducta, otorgándote premios.
  • Evita las distracciones.
  • Fortalece tu autoestima.
  • Sigue las indicaciones de tus profesores.
  • Sé constante.
  • Confía en ti mismo.
  • Visualízate con tu plaza.
  • Escribe los motivos que te llevan a preparar la oposición y diariamente repásalos.
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Organización del trabajo

Ser organizado es la mejor virtud del opositor, y planificar la preparación, la mejor estrategia de éxito. Por tanto, debes elaborar una estrategia para apro­bar tu oposición.

En muchos casos a los estudiantes les falta una buena metodología de estu­dio, y uno de sus errores es la falta de planificación y que, particularmente, tienden a la procrastinación, dejando el trabajo para las vísperas del examen. Esto es un gran error en la preparación de una oposición.

Tampoco puedes contar con el factor suerte, ya que, como mucho, podrías tenerla en unas preguntas, pero no en todas. Debes, pues, rehuir tanto de la improvisación como de la anarquía.

En efecto, debes distribuir el tiempo total de preparación entre todo el temario. Pero, lo más importante: cumple tu propio programa. Para ello, debes hacer un programa de trabajo, que debes contrastar con tus preparadores para ir al unísono en tu esfuerzo y terminar dominando los temas a los que te vas a enfrentar.

Una vez realizado el estudio del tiempo necesario para dominar todo el tema­rio, hazte las siguientes preguntas:

  • ¿Tengo horas suficientes para preparar la oposición que he elegido?
  • ¿Cuánto tiempo me debe llevar?

El tiempo dedicado a cada tema dependerá en parte del conocimiento previo de la materia por parte del opositor.

No obstante, no debes olvidar, al considerar el tiempo, que según vayas avan­zando en el temario, tienes que repasar lo anterior. Evidentemente, al comienzo de tu preparación tiene más peso el aprendizaje de temas nuevos que el repaso, pero, conforme vas avanzando, la balanza se va inclinando hacia el lado del repaso.

Debes considerar que debes hacer simulacros de examen, controles periódicos. Estos es conveniente hacerlos con cierta periodicidad y de todas las materias, ya que de ellos podrás extraer conclusiones para mejorar tu prepa­ración: dedicar más tiempo a cierta materia, acelerar el ritmo en otra, etc. Al mismo tiempo, debes compararte con tus compañeros de preparación, porque no debes olvidar que te vas a encontrar con unas plazas limitadas, que solo se conceden a los que mejor realicen las distintas pruebas que se propongan.

De todos modos, a la hora de hacer tu programación, debes considerar que esta debe ser:

Realista. Si no, no podrás cumplirla. Cuenta el tiempo diario de que dispones.

Flexible. Inevitablemente, a lo largo de tu preparación van a surgir hechos y acontecimientos imprevistos que van a obligarte a perder tiempo. Por tanto, tendrás que recupe­rarlo. Nuestro consejo es que realices los ajustes dentro del mismo mes en que se producen; es decir, que al finalizar cada mes debes haber cumplido el programa correspon­diente en su totalidad. Si no lo haces así, irás posponiendo temas del primer mes al segundo, de este al tercero… y, al final, no llegarás a tiempo.

Revisable. Aunque hayas procurado hacerte un programa realista, quizá surjan circunstancias que te inviten a reha­cerlo: por demasiado ambicioso, por excesivamente laxo, porque cambia tu situación profesional o familiar, porque cambian las fechas de examen…

Personalizada. Cada opositor debe hacerse su propio plan. Ten en cuenta, en primer lugar, tu disponibilidad horaria y, en segundo, tu capacidad. Ni todos los opositores disponen del mismo número de horas diarias para el estudio, ni todos tienen la misma capacidad de aprendizaje. Por tanto, cada uno debe hacerse su plan personalizado de preparación, con el asesoramiento permanente de sus preparadores.

Escrita. Para que te comprometa más. Para que no se te olvide. Para que, en todo momento, puedas confirmar si lo vas cumpliendo.

Equilibrada. En un doble sentido: en el reparto del tiempo por materias y en la relación entre estudio y repaso. Veamos. A cada materia debes dedicarle el tiempo que tú necesites; nadie mejor que tú sabe cuál es tu grado de conocimiento de esta o aquella materia, de tal o de cual tema… Lo cierto es que tu programación debe conseguir que, a la hora del examen, lleves suficientemente preparadas todas las mate­rias, con independencia del tiempo que hayas dedicado a cada una.

Por otro lado, la proporción entre repasar y estudiar debe ser la adecuada para permitirte que no se te vaya olvidando lo anterior a medida que vas aprendiendo temas nuevos. Eso quiere decir que tendrás que dedicar cada vez más tiempo al repaso, porque tienes más temas que repasar, por ya vis­tos.

Esta programación debe ir en sintonía con la propuesta por los preparado­res, porque periódicamente te van a realizar una serie de pruebas, que debes tener preparadas y a punto. De lo contrario, no podrás realizar esos simula­cros necesarios para consolidar tu preparación. Si tus esfuerzos van dirigidos en otro sentido al de la organización de tu preparación, no puedes conseguir la necesaria evaluación de tu rendimiento.

Preparación para examinarse

Una pregunta que frecuentemente nos formulan nuestros alumnos es: «¿qué nota hay que sacar para superar el examen?». Nuestra respuesta es siempre la misma: «depende de la nota de los demás y de su nota de concurso». Por lo tanto, dicha pregunta no tiene respuesta a priori.

La clave para superar un examen es el dominio del temario. Cuanto mejor domines el temario, más y mejor podrás responder, y cuanto más hayas prac­ticado el tipo de examen, mejor será su contenido y mayor la rapidez en tu respuesta.

Debes practicar los exámenes, realizando ejercicios que se ajusten a la estruc­tura de los que tendrás que superar en la oposición. Por ello, es muy conve­niente realizar simulacros de examen frecuentemente, que se te plantearán a lo largo de la preparación. Las situaciones nuevas pueden generar ansiedad; las conocidas y habituales, no. Por lo tanto, el natural temor a lo desconocido se resuelve viviendo previamente situaciones semejantes.

También es una prueba de resistencia física, pues los tiempos que pueden pedir en determinadas pruebas están muy por encima de lo que habitual­mente han sido los exámenes en la universidad. De ahí tanta insistencia en hacer estos exámenes globales, pruebas periódicas y simulacros de exáme­nes. En definitiva, hay que entrenar y ensayar, de acuerdo con la exigencia de cada examen.

Si los simulacros de examen son similares a la «prueba de verdad», ¿por qué te vas a inquietar el día del examen? Lo harás igual de bien que los simula­cros de examen, y si estos no han sido positivos, no debes esperar que en la «prueba de verdad» te venga la inspiración. En el caso de no haber realizado «simulacros de examen», sí debes estar inquieto ante tu respuesta. Por tanto, realiza el máximo número de simulacros y estarás preparado con tranquili­dad en la «prueba de verdad».

Realizando estos exámenes globales y simulacros de examen conseguirás:

  • Obligarte a seguir un ritmo exigente de estudio.
  • Habituarte a la extensión, precisión y presentación necesarias.
  • Soportar el tiempo de realización del examen (que, llega hasta las 2 horas).

Es, por ello, muy recomendable que resuelvas los exámenes de convocato­rias anteriores, porque te orientarán sobre lo que puede «caer» en tu examen.

Aunque es altamente improbable, aunque tampoco imposible, que se repitan preguntas, sí te indican el tipo de cuestiones que suelen pedir. Por tanto, practica, resolviéndo­los en un tiempo similar al que ten­drás en el examen. Así te habituarás a distribuir el tiempo disponible, a no omitir ninguna idea importante, al material permitido, al tipo de pre­guntas que son habituales, a la fre­cuencia de los distintos temas, etc.

Podemos afirmar que un elevado número en la actualidad pertenecen a las FAS y  a la Guardia Civil han pasado a lo largo de estos 22 años han pasado por las aulas del Centro de Formación Corpe.

Orientación y asesoramiento

Coordinadores y asesores de formación estudian tu situación y te orientan de manera personalizada sobre qué oposición es la que mejor se ajusta a tus objetivos.

Equipo

Todos los preparadores de Corpe- han sido opositores, garantía de un gran conocimiento de las materias y los ejercicios de la oposición que preparan.

Temarios

Nuestra propia Editorial Técnica se encarga de desarrollar los temarios y mantenerlos actualizados según cambios normativos y de programa.

Sistemas de preparación

Tres modalidades: presencial en nuestros centro en Cáceres, online y telepresencial

Campus virtual

Todas las modalidades incluyen el acceso a nuestro Campus Virtual. Un espacio intuitivo, amigable y sencillo donde el opositor encuentra la planificación del curso, la documentación, foros y mucho más.

Metodología

Adaptamos nuestra metodología de preparación de oposiciones a cada tipo de ejercicio: exhaustiva planificación basada en calendarios, exámenes periódicos de seguimiento, simulacros, repasos, tutorización personalizada y mucho más.

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